Pep Ramis presenta un solo en un espai blanc i nu. Un viatge canviant, emocionant i ple d’estí­muls.


Aquest treball de Pep Ramis neix de la necessitat de construir una ficció personal, de posar al dia l’experiència dels darrers treballs i d’investigar sobre els interessos artístics presents. Treballar en solitari vol dir també revisitar les eines acumulades de l’ofici de creador escènic després d’una llarga trajectòria.

The Mountain, the Truth & the Paradise és un univers poètic que es pregunta sobre el sentit de la divinitat i de la vulgaritat, sobre l’espiritualitat i la ignorància, sobre la bellesa i la banalitat.
La capacitat de transformació de l’intèrpret en un espai blanc i nu, i la precisió del gest i la veu, són l’aposta fonamental en la dramatúrgia d’una peça que proposa un viatge canviant, emocionant i ple d’estímuls.

Ha comptat, al llarg de tot el procés de creació, amb la col.laboració de Jordi Ca- sanovas i María Muñoz a la direcció, August Viladomat al disseny de la il.luminació i de Fanny Thollot a la creació de la banda sonora.

Hi ha una atracció oposada a la de la terra.
Una força que dispara el fruit sobre l’arbre,
que crida les muntanyes
aixeca les marees
i el foc
Una força que està a les oracions, a les serenates,
en el moribund, en el llevat del pa,
a la gola del llop,
en el llançament d’un barret
en un crit de pena.

Erri de Luca


Presentació de ‘The Mountain, the Truth & the Paradise’ per Roberto Frattini

“I will show you fear in a handful of dust” (T.S. Eliot)

Tal vez el mayor mérito de un artista sea su capacidad de “desarmar” las categorías del discurso crítico. Tal vez la mejor de las dramaturgias silenciosas sea la que, tratando del silencio en sí, sabe darle a su propio silencio una forma suficientemente definitiva como para “desconvocar” las elucubraciones ulteriores. Mal Pelo es una longeva conspiración para el desarme: desde casi 30 años desafía vigorosamente la elocuencia de los críticos trabajando con ideas, no con ocurrencias. Pronto o tarde habrá que nombrar Celrà capital de la paciencia poética. 

La principal vulgaridad de la cosa llamada Cultura es haberse acomodado a la forma mental del capitalismo catastrófico, haber autorizado una analogía espeluznante entre el incombustible talento de los dueños del planeta por explotar recursos naturales insospechados, y la famélica propensión al fracking cultural de artistas y operadores. En este panorama de depredación, donde cazar chinches se vende como una hazaña épica, María Muñoz y Pep Ramis siguen husmeando con obstinación la senda de animales de gran talla: fieles al principio de que en poesía no hay sitio para respuestas tempestivas, soluciones “guay” y muecas del formato, para ellos no ha sido nunca primordial capturar y vender la piel de esas fieras. The Mountain, the Truth and the Paradise representa, si se quiere, otro momento-cumbre de este candor abisal. Otro dúo “elíptico”, que aparenta ser el más solitario de los solos. Porque la misma elipsis, sustracción, ausencia y espera que vertebran todo la parábola de Mal Pelo convierten también esta pieza en una víspera de algo, una noche en vela, el frágil conjuro de una presencia, una soledad dual. Afirmando que “dos no es el doble, sino el contrario de uno”, Erri de Luca deja claro que lo que no está nos acompaña más que toda presencia. 

Así vuelve a cruzar los caminos de ronda de Pep y María el escritor napolitano, experto como ellos en cacerías metafísicas a fieras muy huidizas, de las que animalizan al que las acecha, en una especie de rendición incondicional, de mutuo pacto de fusión con el paisaje. En esta búsqueda – que pierde al que busca -, habrá que renunciar a la artillería de la comprensión, y echar mano de armas pobres como la aprehensión, el husmeo, la adivinación, el presagio; apoyarse en objetos, indicios, señales, impregnaciones de insostenible ligereza, de terrible, sagrada impermanencia. Marcel Duchamp hablaría de infra-levedad o de ultra-ligereza: el “peso de la mariposa”  del que habla Erri De Luca. Un impalpable resto de nada, o lo que queda de la huida, de la eclipse de algo: la memoria de un vacío. El experimento de ascesis de Pep Ramis tiene lugar en un desierto de este tipo, hecho del fantasma blanquecino de la realidad: su polvo y yeso, su polvo de hueso, su arena y harina, su nube de escombros, su fiesta blanca, su poso de alka seltzer, el resto de sus hervores mentirosos, su inicio prometedor, su fin desazonador. Las invendibles cenizas de un mundo donde ya no queda nada por vender. Altísima soledad es cargar, en esta planicie terminal, con el misterio de la verticalidad, con el hilo sutil de la belleza, reconociéndolo en todos los mitos (religión, sabiduría, eternidad, poder, subjetividad) que han alimentado una campaña milenaria de pérdida del mundo. Y hacerlo con la cautela metafísica de Orfeo y Polichinela, porque no hay instinto de lo sagrado que no pase por una infinita disponibilidad a desteñir en ridículo las certidumbres del sujeto. Una novela de Erri De Luca se titula Montedidio (literalmente, “monte de dios”, 2001): nombre de un barrio de Nápoles, y alusión al talento de los pueblos por ubicar la morada de sus dioses en las cimas. Toda cumbre fue en algún momento el fondo de un océano: guarda el recuerdo de una total ausencia de oxígeno. En el gran desierto polvoriento o nevado, sucio o purísimo de The Mountain, the Truth and the Paradise Pep articula esta ceremonia de apocamiento de sí y tanteo del mundo que es la esencia del alpinismo según el libro de conversaciones entre De Luca y la experta en 8000 Nives Meroi: “Empiezo a susurrar algo, una oración, un trozo de canción”. Y despliega una verdadera poética de la conjunción, cuyo cometido es recoser la sintaxis de un mundo hecho añicos, como en ciertos títulos de capítulo de Erri De Luca, que también son solo conjunciones: “sin”, “pero”, “y”…. 

En esta cumbre hecha de llanuras, The Mountain recuerda que el inabarcable rigor de la construcción emprendida por los artistas es que su materia prima es lo que queda de la ruina de un mundo. Pep es a la vez Diógenes y Empédocles: el más pordiosero y el más aristócrata de los filósofos; uno en el polvo de aquí bajo, el otro en la cima del volcán: ambos levemente farsescos, ambos buscando el principio del mundo en el fin de todas las cosas. Los valores no tienen  nada que ver con nuestras adquisiciones, superaciones, conquistas, posesiones. Nuestra única verdad es el desperfecto. Valor es tan solo la cicatriz que dejan nuestras pérdidas. En la derrota hay una dignidad que el triunfo no llegará nunca a conocer. Y las montañas no son sino cicatrices de un planeta que ha vivido.

Roberto Frattini, dramaturg.

The Mountain, the Truth & the Paradise’ és una coproducció de Mal Pelo, Théâtre de la Ville de Paris, Agora de la Danse de Montreal-Canadà i el Festival Temporada Alta.

Amb la col·laboració del Théâtre de l’Archipel Perpinyà, Mercat de les Flors de Barcelona i l’Animal a l’Esquena.

Des de la seva estrena l’any 2017, aquest espectacle s’ha representat a: Théâtre de l’Archipel (Perpignan); Teatre de Salt (Festival Temporada Alta);  Teatre Principal de Palma; Sala la Mutant (València); Mercat de les Flors (BCN), Cádiz (Cádiz en Danza); CCCB (Barcelona); Agora de la Danse (Montreal, Canada); Teatre Municipal  de Girona; Fira de Teatre de Manacor; Festival FAm (Tenerife); Théâtre de la Ville (París), Teatre Monumental de Mataró; Festival Oriente Occidente (Itàlia), Auditori Santa Eularia des Riu (Eivissa); Teatro Central de Sevilla.

Direcció i espai escènic: Pep Ramis, María Muñoz
Interpretació: Pep Ramis
Col·laboració a la direcció: Jordi Casanovas
Col·laboracions artístiques: Leo Castro, Blaï Mateu, Camille Decourtye (Baró d’Evel Cirk), Piero Steiner
Textos: Erri de Luca, Mal Pelo
Composició i disseny de so: Fanny Thollot;
Altres Músiques: Pēteris Vasks, Cant de la Sibil·la
Disseny Il·luminació i coordinació tècnica: August Viladomat – Punt de Fuga
Tècnica d’il·lumincació i coordinació tècnica: Irene Ferrer
Tècnic de so: Andreu Bramon; 
Video production:
Xavier Pérez
Disseny i confecció de vestuari: CarmepuigdevalliplantéS
Construcció i assessorament d’escenografia: Adrià Miserachs, Pep Aymerich
Fotografia: Tristán Pérez-Martín
Producció: Gemma Massó, Mamen Juan-Torres

Durada 60 minuts

 

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